La vuelta del revolver a cebita

Basta que alguien dispare la frase (nunca mejor dicho lo de disparar) para que todos se prendan aca, en el trabajo, recordando lo vivído en la infancia. Esta vez a uno se le ocurrió decir que se "volvía loco" con el olor de las cebitas de plástico, una vez que explotaban, y así se desató el vendaval.

"Había dos clases de cebitas. Las de rollito de papel y las de plástico, rojas, en rueditas", ilustró uno, mientras que más allá, con diez años más, otro de los compañeros de tareas empezó a mostrar fotos, en internet, de los revolveres que se usaban en la época.

"Este, de chapa, era ideal para las cebitas de papel. Este era justo para las de plástico", siguió mostrando.

En cuanto a las de plástico, no siempre explotaban. Es más algunas directamente venían sin pólvora. Pero cuando explotaba estaba bueno.

Existía una opción "B", para ambas clases de cebitas si no explotaban en el revolver. Se las hacía "detonar" -(no es mucho detonar?) con un buen piedrazo sobre el asfalto.

"Podés dejarte de joder con ese revolver", me gritó más de una vez mi viejo, a la hora de la siesta, pero los tiroteos que nos mandabamos con mis hermanos sólo se igualaban en las películas del oeste.

Apareció el que ve un negocio en cada charla. "Hay que volver a sacarlos al mercado. Sería un negocio bárbaro. A los pibes les encantaría jugar con estas pistolas con cebitas", dijo eufórico.
"Hoy los pibes juegan con un revolver de verdad", saltó otro. Sorpresivamente, se cortó la charla y cada uno volvió a su escritorio para seguir laburando.