Los 50 años de Canal 8



En estas horas, Canal 8 de Mar del Plata, medio muy ligado al sentir marplatense, celebra sus 50 años.

Deportea acaba de editar una publicación dedicada integramente a este aniversario. Uno de los artículos,

"Estamos en el aire", escrito por Julia Drangosch y Mariana Vasile analiza parte de esta historia que se reproduce a continuación

"Estar en el aire es crear rutas en el cielo y llegar por el rectángulo luminoso de la pantalla, al pensamiento y la emoción del hombre".

Hace cincuenta años, Marcelo Olivari, quien era el director artístico de Canal 8 al momento de su inauguración, resumía en estas palabras lo que representó un antes y un después en la historia de Mar del Plata.

Los diarios locales del 19 de diciembre de 1960 reflejaron en sus páginas lo que significó la llegada de la televisión a través de la apertura oficial de Difusora Marplatense LU86 Canal 8. La edición de aquel día del diario LA CAPITAL

expresó en sus líneas que este acontencimiento "adquirió una resonancia particularísima, cual la que distingue a aquellos hechos que en su hora, van señalando y estableciendo hitos que demarcan la historia de los pueblos". De esta forma comenzaba un capítulo inédito y original en los medios de comunciación de la ciudad. Retrocediendo hacia mediados de la década del cincuenta, la realidad era opuesta a lo que hoy es habitual. Desde un punto de vista cultural, el entretenimiento nada tenía que ver con la teconología como sucede ahora.

A principios de los sesenta la ciudad tenía cerca de 250 mil habitantes. La relación existente entre los marplatenses y los televisores era insignificante, ya que los aparatos tenían un costo muy elevado.

Aquel 18 de diciembre, personalidades y autoridades muy importantes de la ciudad y de Buenos Aires asistieron al acto, del mismo modo en que lo hicieron todos los marplatenses, quienes tenían gran expectativa, sobre todo por la incertidumbre que esta novedad provacaba.

El entonces presidente del directorio de Canal 8, Carmelo Catuogno, reflejó en sus palabras lo que muchos sentían: "A partir del día de hoy a Mar del Plata le alcanza el por cierto significativo privilegio logrado en su favor debido a la iniciativa y el consiguiente esfuerzo puesto a tal fin, por un reducido grupo de hombres que siente verdadero apego por la ciudad y preocupación por su progreso". Además, Catuogno resumió de forma simple y breve, un suceso que sería enorme: "Difusora Marplatense S.A., por medio de su Canal 8, a partir de hoy se pondrá al servicio de los habitantes de Mar del Plata y de ciudadaes y pueblos vecinos hasta donde ha llegado su señal, cuyos televidentes gozarán de amenos programas que llevarán a sus hogares no sólo entretenimiento sino también enseñanza y cultura, que procurarán deleite a padres, hijos, abuelos y nietos".

Es difícil imaginar hoy una vida sin un televisor en cada casa, o incluso varios aparatos en un mismo hogar. Pero en ese momento, el televisor era un privilegio de pocos y ese particular instante en que el aparato encendía su magia solía ser, también un momento de reunión. Los vecinos de la cuadra y los parientes se juntaban en la casa del que tenía esa comodidad. Los que caminaban por las calles marplatenses se paraban en las vidrieras de las tradicionales casas de artículos del hogar sólo para mirar las transmisiones. Algo estaba cambiando y, sin darse cuenta, Mar del Plata fue modificando sus hábitos y costumbres y amoldándose a una nueva manera de comunicarse y, también, de relacionarse. Matilede Uzquiano -"Tilde"- quien fue y continúa siendo una figura emblemática de los inicios del canal, recuerda que la televisón era una novedad para el televidente, pero también para los locutores. "Yo me enfrenté a la cámara sin saber qué era lo que tenía que hacer", reflexiona.

Esta idea de estar "del otro lado" era lo que creaba, en cierto modo, una fascinación en los que recibían la imagen. Aparecer tan sólo un minuto en la pantalla significaba un reconocimiento automático en la gente. Todos esos personajes eran recibidos por la gente como un familiar más, un amigo más, ya que, día a día, les permitían la entrada a sus hogares a través de la magia que tenía la televisón.

"Fabricaremos sueños y aventuras -los eternos juguetes del alma- para solaz espiritual de grandes y pequeños", decía en su discurso inaugural Marcelo Olivari.

Con el tiempo, esos sueños y aventuras fueron poco a poco adentrándose en los anhelos de cada uno de los ciudadanos y lograron que Canal 8 se estableciera como una señal televisiva emblemática a nivel nacional.