Los 50 años de Canal 8



En estas horas, Canal 8 de Mar del Plata, medio muy ligado al sentir marplatense, celebra sus 50 años.

Deportea acaba de editar una publicación dedicada integramente a este aniversario. Uno de los artículos,

"Estamos en el aire", escrito por Julia Drangosch y Mariana Vasile analiza parte de esta historia que se reproduce a continuación

"Estar en el aire es crear rutas en el cielo y llegar por el rectángulo luminoso de la pantalla, al pensamiento y la emoción del hombre".

Hace cincuenta años, Marcelo Olivari, quien era el director artístico de Canal 8 al momento de su inauguración, resumía en estas palabras lo que representó un antes y un después en la historia de Mar del Plata.

Los diarios locales del 19 de diciembre de 1960 reflejaron en sus páginas lo que significó la llegada de la televisión a través de la apertura oficial de Difusora Marplatense LU86 Canal 8. La edición de aquel día del diario LA CAPITAL

expresó en sus líneas que este acontencimiento "adquirió una resonancia particularísima, cual la que distingue a aquellos hechos que en su hora, van señalando y estableciendo hitos que demarcan la historia de los pueblos". De esta forma comenzaba un capítulo inédito y original en los medios de comunciación de la ciudad. Retrocediendo hacia mediados de la década del cincuenta, la realidad era opuesta a lo que hoy es habitual. Desde un punto de vista cultural, el entretenimiento nada tenía que ver con la teconología como sucede ahora.

A principios de los sesenta la ciudad tenía cerca de 250 mil habitantes. La relación existente entre los marplatenses y los televisores era insignificante, ya que los aparatos tenían un costo muy elevado.

Aquel 18 de diciembre, personalidades y autoridades muy importantes de la ciudad y de Buenos Aires asistieron al acto, del mismo modo en que lo hicieron todos los marplatenses, quienes tenían gran expectativa, sobre todo por la incertidumbre que esta novedad provacaba.

El entonces presidente del directorio de Canal 8, Carmelo Catuogno, reflejó en sus palabras lo que muchos sentían: "A partir del día de hoy a Mar del Plata le alcanza el por cierto significativo privilegio logrado en su favor debido a la iniciativa y el consiguiente esfuerzo puesto a tal fin, por un reducido grupo de hombres que siente verdadero apego por la ciudad y preocupación por su progreso". Además, Catuogno resumió de forma simple y breve, un suceso que sería enorme: "Difusora Marplatense S.A., por medio de su Canal 8, a partir de hoy se pondrá al servicio de los habitantes de Mar del Plata y de ciudadaes y pueblos vecinos hasta donde ha llegado su señal, cuyos televidentes gozarán de amenos programas que llevarán a sus hogares no sólo entretenimiento sino también enseñanza y cultura, que procurarán deleite a padres, hijos, abuelos y nietos".

Es difícil imaginar hoy una vida sin un televisor en cada casa, o incluso varios aparatos en un mismo hogar. Pero en ese momento, el televisor era un privilegio de pocos y ese particular instante en que el aparato encendía su magia solía ser, también un momento de reunión. Los vecinos de la cuadra y los parientes se juntaban en la casa del que tenía esa comodidad. Los que caminaban por las calles marplatenses se paraban en las vidrieras de las tradicionales casas de artículos del hogar sólo para mirar las transmisiones. Algo estaba cambiando y, sin darse cuenta, Mar del Plata fue modificando sus hábitos y costumbres y amoldándose a una nueva manera de comunicarse y, también, de relacionarse. Matilede Uzquiano -"Tilde"- quien fue y continúa siendo una figura emblemática de los inicios del canal, recuerda que la televisón era una novedad para el televidente, pero también para los locutores. "Yo me enfrenté a la cámara sin saber qué era lo que tenía que hacer", reflexiona.

Esta idea de estar "del otro lado" era lo que creaba, en cierto modo, una fascinación en los que recibían la imagen. Aparecer tan sólo un minuto en la pantalla significaba un reconocimiento automático en la gente. Todos esos personajes eran recibidos por la gente como un familiar más, un amigo más, ya que, día a día, les permitían la entrada a sus hogares a través de la magia que tenía la televisón.

"Fabricaremos sueños y aventuras -los eternos juguetes del alma- para solaz espiritual de grandes y pequeños", decía en su discurso inaugural Marcelo Olivari.

Con el tiempo, esos sueños y aventuras fueron poco a poco adentrándose en los anhelos de cada uno de los ciudadanos y lograron que Canal 8 se estableciera como una señal televisiva emblemática a nivel nacional.



La Plaza Rocha, una cita obligada los fines de semana




A quienes les gustan los libros viejos, las revistas de antaño, herramientas, radios, tocadiscos, frascos o ropa vintage, tienen su espacio los fines de semana en la plaza Rocha de Mar del Plata donde se levanta una feria que ya constituye un espectáculo para todos los gustos.
La Plaza Rocha se convierte en una especie de gran anticuario al aire libre, dónde se pueden conseguir desde discos de vinilo hasta juegos de copas de cristal con todas las piezas, pasando por herramientas de todo tipo y merchandising de gaseosas de décadas pasadas. Los precios son tan variados como los productos mismos, partiendo desde los $5 hasta alcanzar un techo de $300, siempre teniendo en cuenta que se puede apelar al regateo.


Como bien se reflejaba en una nota publicada por LA CAPITAL días atrás, la manzana comprendida por las calles XX de Septiembre, San Martín, 14 de Julio y la avenida Luro se convierte -de viernes a domingo, desde las 10- en una gran feria anticuario con múltiples posibilidades a la hora de comprar recuerdos, adornos o artículos usables en la vida cotidiana.


Así como sucede en San Telmo, o en los Mercados de Pulgas de las grandes capitales mundiales como Madrid o Londres, Mar del Plata también ofrece la posibilidad de adquirir artículos usados de distinta índole a precios accesibles.
En alguno de los más de 40 stands instalados allí, se pueden conseguir libros de todas las variantes y con una diversidad de autores digno de cualquier librería. Los precios parten desde los $10, dependiendo del tema y autor, ya que todos se caracterizan por su buen estado. Incluso, en materia de encuadernaciones, es posible conseguir la guía telefónica de "la Feliz" de 1973, cuando todavía las telecomunicaciones eran públicas y estaban a cargo de Entel.


Los juegos de cubiertos, de acuerdo a la cantidad de piezas que conlleven, cotizan desde los $20, mientras que se pueden encontrar joyas de cristal a precios escasos, como la oferta de un juego completo de copas de 26 unidas a $40. "Lo remato", describió Luisa, encargada del stand que lo ofrece, ubicado por San Martín.
Las porcelanas también están en distintas formas, ya sean adornos, platos y tazas, los cuales se venden de manera individual o en los juegos completos. También hay juegos de té en miniatura, cuya cada pieza cuesta entre $15 y $20.
Los artículos de bronce se pueden encontrar en distintos stands, ya sean en forma de llamadores, llaveros, ceniceros y hasta algún picaporte trabajado que denota su antigüedad. Los mismos tienen un piso presupuestario de $23, aunque quienes los comercializan escuchan propuestas y ofertan en caso de llevar varios elementos.
Como no podía ser de otra manera en una ciudad con el litoral marítimo como Mar del Plata, las reminicencias marineras se presentan en distintas formas de ornamentaciones para la decoración del hogar, con la posibilidad de encontrar hasta un salvavidas de mediados del siglo pasado.



Variedad
Pero sin dudas, los juguetes y miniaturas son los más destacados a lo largo de todo el paseo. Así, se pueden encontrar puestos específicos de muñecos, especialmente de pequeñas dimensiones, ya sean colecciones de los dibujos animados Simpsons o de figuras de Disney de la década del `70. También se pueden encontrar las figuritas de los chocolatines Jack y hasta los más modernos de los huevos Kinder.
Las antiguas muñecas de porcelana también suelen aparecer, aunque están dispuestas un tanto alejadas de los paseantes y son tratadas con sumo cuidado ante el inmimente peligro de rotura.
Asimismo, en materia de merchandising a la venta gana la competencia la gaseosa Coca-Cola, entre los que se pueden encontrar desde botellas en miniatura de colecciones que datan de la década del ´80, hasta las "lancheras" de los pasados `90.
Los discos de vinilo también tienen su espacio, dispuestos en distintas cajas en varios de los stands, con título nacionales e importados, teniendo un piso de $15.
Así como hay botellas, también se pueden encontrar sifones, ya sean de adorno -los cuales datan de más de 40 años- o los tradicionales plateados de marca Drago, los cuales pueden ser utilizables al día de hoy.
Otras de las reliquias están personificadas en las cámaras de fotos, muchas de ellas automáticas Polaroid, y hasta alguna Leika de más de medio siglo de antigüedad, que se pueden llevar desembolsando $40.
Las lámparas y veladores también constituyen una interesante oferta, con todos los tamaños, formas y diseños, cuyos precios pueden ascender hasta los $290.
Las herramientas también cuentan con su espacio, ya sean de adorno o para realizar distintas actividades, entre las que se pueden encontrar llaves francesas de grandes dimensiones hasta el conjunto de llaves tubo a razón de $50 la caja.
La feria constituye un paseo ideal para un día con clima primaveral, ya sea por necesidad de comprar algo o por el simple hecho de caminar y observar piezas de antaño al alcance de la mano.
El primer pedido de instalación del Mercado de Pulgas se realizó en octubre de l993, fue denegado, y en la segunda oportunidad (diciembre del mismo año) se aprobó el proyecto en el Concejo Deliberante local. La ordenanza logró aprobarse en diciembre del año siguiente.
Pero recién en febrero de 1996 se inauguró la feria, con sólo 13 puestos, luego fueron 15 y hacia fin de mes se completaron los 30 previstos en la primitiva ordenanza.
En los comienzos se trabajaba de noche, pero sin luz, por lo que los permisionarios debían proveer su propia iluminación en base a velas, o elementos de gas, kerosene o pilas.
Cuando lograron cambiar el horario, de 11 a 18, lograron mayor convocatoria. La mercadería que se ofrece, de acuerdo al reglamento, debe ser usada y tener por lo menos 30 años de antigüedad, aunque esto es muy relativo y no se incluyen ropa ni productos alimenticios.
Vale la pena recorrerla. Siempre se encontrará algo como para llevar a casa

De tocadiscos y neveras...





De tocadiscos y neveras...

La revista Selecciones es de febrero de 1948. Alguien se tomó el trabajo de scanear sus avisos publicitarios y difundirlos a través de uno de los tantos "mails melancólicos" que circulan por internet. Sin embargo, vale la pena detenerse en algunos de esos mensajes publicitarios.
Entre otros, se resalta la importancia de la pluma y lapicera marca "Evershap", para "lucirlos en el bolsillo de la camisa", la Parker 51, o los relojes Bulova, que eran "precisos y elegantes".
La nevera de "Noge", la brillantina Palmolive y el tocadiscos Philco, también tienen sus páginas de publicidad en esta Selecciones que supo vender millones de ejemplares en el mundo enter.
También se resaltan los atributos de la radio "Zenith", para escuchar Tarzán, al tiempo que imperdible resulta el aviso de los trajes de baño femeninos. Un lindo ejercicio el de revisar las viejas revistas. Esta vez, la melancolía llegó a través de los avisos...







Ya se surfeaba en 1778





Ya se surfeaba en 1778



El libro me lo trajo un amigo de Francia y realmente me sorprendió. Se llama "Vintage surfing" de Jim Heimann,y está dedicado puira y exclusivamente al surf, pero en lo referente a su historia. Estoy convencido que no muchos marplatenses sabemos lo suficiente sobre la historia de este deporte que sin dudas tiene en esta ciudad a su capital nacional. Hojear este libro es emocionarse ante imágenes de "surfistas" muy antiguos, enamorados, como los surfers de hoy, de esa actividad única.

Avisos publicitarios, fotos, historias, se conjugan en este libro que lamentablemente, no se consigue en las librerías argentinas. Aquí se reprouducen varias de esas páginas.
Asimismo, recibir "Vintage surfing" fue disparador como para conocer más sobre la historia, muy bien descripta en "Todo surf.com".

Allí se consigna que e3n 1778 una expedición británica al mando del Capitán James Cook, que navegaba desde Tahití a Norteamérica, se encontró casualmente con un grupo de islas desconocidas hasta entonces, y que posteriormente se llamarían Islas Hawaii.La expedición atracó en las islas a fin de trazarlas en el mapa y tomar nota de sus características, así como de la forma de vida y costumbres de sus habitantes. Pero durante su estancia en la isla de Hawaii, una discusión con los indígenas motivada por el robo de una barca terminó con la muerte del Capitán Cook por lanzas indígenas. El Teniente James King tomó el mando de la expedición, y en el diario de abordo anotó la primera referencia escrita sobre el surf que existe…
“… Uno de sus entretenimientos más comunes lo realizan en el agua, cuando el mar está crecido, y las olas rompen en la costa. Los hombres, entre 20 y 30, se dirigen mar adentro sorteando las olas; se colocan tumbados sobre una plancha ovalada aproximadamente de su misma altura y ancho, mantienen sus piernas unidas en lo alto y usan sus brazos para guiar la plancha. Esperan un tiempo hasta que llegan las olas mas grandes, entonces todos a la vez reman con sus brazos para permanecer en lo alto de la ola, y esta los impulsa con una velocidad impresionante; el arte consiste en guiar la plancha de manera que se mantengan en la dirección apropiada en lo alto de la ola conforme esta cambia de dirección. Si la ola dirige a uno de ellos cerca de las rocas antes de ser atrapado por la rompiente, es felicitado por todos. A primera vista parece una diversi ón muy peligrosa, pensaba que algunos de ellos tendrían que golpearse contra las afiladas rocas, pero justo antes de llegar a la costa, si se encuentran muy cerca, saltan de la tabla y bucean por debajo de la ola hasta que esta ha roto, mientras que la plancha es trasladada muchas yardas por la fuerza del mar. La mayoría de ellos es superado por la rompiente de la ola, cuya fuerza evitan buceando y nadando bajo el agua para mantenerse fuera de su alcance. Con estos ejercicios, de aquellos hombres se puede decir que son anfibios. Las mujeres podían llegar nadando al barco, permanecer la mitad del día en el agua y después regresar nadando a la orilla. El motivo de esta diversión es solo entretenimiento y no tiene que ver con pruebas de destreza, con buenas olas entiendo que debe ser muy agradable, al menos ellos muestran un gran placer en la velocidad que este ejercicio les da …”



En el momento en el que los europeos llegaron a Hawaii el surf era ya parte muy importante de la cultura y estilo de vida Hawaiano. Los nobles se ganaban el respeto de los demás demostrando sus aptitudes sobre las olas, estos tenían playas privadas en las que tan solo ellos podían surfear, y era considerado una falta muy grave que alguien que no fuera noble surfeara una de estas olas. Se hacían rituales para dar gracias por las olas o pedir que vinieran buenas olas en épocas de mar en calma; también había rituales para bendecir las nuevas tablas de surf. Los nobles surfeaban de pié en tablas que podían medir hasta 7 metros, el pueblo llano surfeaba tumbado o de rodillas en tablas de hasta 3 metros de alto.

De acuerdo a "Todo surf.com", a pesar de que fue en Hawaii donde se encontró el surf más evolucionado, se piensa que no fueron los que lo originaron. Los habitantes de Hawaii eran emigrantes de otras islas del Pacífico como Polinesia, donde también existía el surf, aunque menos evolucionado ya que cogían las olas tumbados o de rodillas. Al llegar los primeros emigrantes a Hawaii llevaron consigo la cultura del surf que ya existía en Polinesia y la desarrollaron hasta que formara parte importante de su cultura.

Más cerca en la historia, se explica que el personaje clave para que el surf se conociera en todo el mundo fue el hawaiano DukeKajanamoku, un gran surfero y campeón olímpico de natación en varias ocasiones. Entre 1910 y 1920 Duke viajó por el mundo, y allá donde iba hacia la demostración de surf, incluso en ocasiones construía en directo la tabla con la que posteriormente cabalgaría las olas. Sus demostraciones causaron gran impacto en los asistentes, y sirvió de mecha para la gran expansión en el surf que vendría después.
En los años ‘30 y ‘40 en California se empezó a hacer popular el surf, se celebraron los primeros campeonatos, aparecieron los primeros fotógrafos y revistas de surf sin embargo, la llegada de la Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1945 supuso una pausa el desarrollo del surf, aunque lo dio a conocer a miles de marineros destinados en el Pacífico.

Tras la guerra la evolución del surf ya era imparable. Se empezaron a investigar nuevas formas en las tablas de surf, cada vez mas cortas y finas, con nuevos materiales como la fibra de vidrio y la espuma de poliuretano, aparecieron docenas de publicaciones y películas de surf, incluso la música surfera abanderada por los Beach Boys en la década de los 60.
En la década de los ‘70 el surf da el salto a Europa, se inventa el traje de neopreno, Mark Richards gana 2 de sus 4 títulos mundiales de surf, se empiezan a usar 2 quillas en las tablas, nacen las grandes marcas como Quiksilver, Billabong, O´neill y Rip Curl, se estrena “El Gran Miércoles”.

Los ‘80 es la década de surfers como Tom Carroll y Tom Curren, las tres quillas, y los diseños de las tablas se van pareciendo a lo que llevamos hoy en día. En los ‘90 Kelly Slater arrasa ganando 6 títulos mundiales de surf y eclipsa a al resto de surfers profesionales. Se introducen las quillas desmontables. El estilo de surf cambia con nuevas maniobras como los 360 y los aéreos.

Y el siglo 21 empieza fuerte. La revolución de Internet a afectado también al surf, podemos ver las playas en directo, conocer predicciones de olas on-line hasta con una semana de adelanto. Nuevos materiales hacen las tablas más ligeras y resistentes, y los nuevos talentos como Jeremy Flores o Jordy Smith prometen llevar al surf a otro nivel.
Excelente informe de "Todo surf.com", que se complementa, sin dudas, con "Vintage surfing", un libro que emociona.

El Mundial 78 en Mar del Plata



Viendo en estas horas el Mundial de Sudáfrica, se realza aun más el hecho de que Mar del Plata haya sido subsede del Mundial 78.



En Mar del Plata jugó Brasil, se marcó en el Mundialista el primer gol de aquel torneo, y mientras el pasto se levantaba para sufrimiento de los marplatenses, Roberto Bettega y Paolo Rossi, estrellas de Italia, firmaban autógrafos a los chiquilines en la puerta del Hotel Iruña. También los franceses y los hungaros coparon Mar del Plata.



Hasta Pelé llegó a la ciudad, mientras miles y miles de brasileños le ponían color y calor a las calles de la ciudad, especialmente a la avenida Colón, donde Brasil abrió unas oficinas donde se regalaban souvenirs y hasta camisetas.



España también jugo en Mar del Plata y aún hoy, a la hora de recordarse goles perdidos insólitamente, todos hacen mención a lo vivido por Cardeñosa en el Estadio. El tanto errado más insólito. Hasta el diario "El País" de España lo recordó detalladamente hace algunos días.
Vicente "Cholo" Ciano prácticamente se internaba en Canal 8, epicentro de todos los festejos. Cabe recordar que no existía el cable y sólo existían dos opciones televisivas. Ciano, aún hoy identificado con aquellas transmisiones, ingresaba al canal a la mañana y se retiraba a la madrugada.



Mar del Plata, en definitiva, vivió su Mundial a pleno. Muy pocos sabían lo que sucedía en las guarniciones militares, donde se torturaba y asesinaba a otros argentinos. El fútbol, todo lo cubría...

Crónicas de Mar del Plata en una Caras y Caretas de 1930

Sorprende leer la revista "Caras y Caretas" editada el 15 de marzo de 1930 -más de 80 años-, edición que incluye numerosos artículos sobre Mar del Plata. Como muestra, una serie de tres artículos que, de alguna forma, pintan
la realidad de aquella Mar del Plata, en algunos aspectos, no muy distinta a la actual. Vale disfrutarlo






Un peligro

No ha pensado usted -me dice un caballero- en el grave peligro que corremos todos los veraneantes?
Ignoro a qué peligro se refiere mi amigo ¿El peligro del mar? ¿El peligro del amor?
_ No haga usted bromas -me contesta muy hosco el caballero- Hablo del peligro que caería sobre los veraneantes marplatenses la noche en que a los señores delincuentes se les ocurriera el lujo de asaltar nuestras casas. Con cien pícaros bien organizados, todos los millones de pesos en dinero y en joyas que guardan las familias pasarían a manos pecadores.
Yo sonrío.
_ No sonría, señor. Mi hipótesis quizás esté a la altura de las de Julio Verne. Julio Verne soñó realidades futuras...Mar del Plata es una población que no está preparada para defender la hacienda o la existencia de los setenta mil bañistas que hoy viven en ella. La policía actual, que es muy buena, podrá ser suficiente en invierno cuando no hay veraneantes, es bastante ahora en que nada sucede, pero ¿qué harían cien vigilantes si una turba de facinerosos resolviera una noche saquear los cinco mil palacetes de nuestros millonarios? Tenga usted en cuenta que los chalets de la Loma están aislados, fuera del radio central de toda vigilancia. Las verjas de las casas son bajísimas. Un salto y nada más. Empero, dentro de esos chalets se guardan fortunas en alhajas, expuestas a la tentación de los bandidos. Por la mañana, mientras los amos duermen, las casas quedan solas. La servidumbre se dispersa. Los sirvientes van a hacer las compras o a bañarse en las playas aprovechando la soledad del mar. Así, dejan confiada la vida de sus señores a la frágil defensa de las cerraduras.
En realidad, la hipótesis de mi amigo es un poco fantástica. Los pillos no son inteligentes. Además, no estamos en China...
Esto no obsta para que muchas familias se preocupen y tiemblen ante un posible ataque de ladrones. Durante la última tormenta, se apagaron en la Rambla Bristol los focos eléctricos. Tres ladroncitos elegantes fueron sorprendidos robando carteras.
Algunas personas han solicitado del gobierno nacional el envío de un regimiento en salvaguardia de sus intereses. Otro veraneantes, más pesimistas, han comprado perros de razas finas, perros capaces de poner miedo en el alma del propio Alí Babá.
_ Los perros no sirven ya como guardianes -insiste mi amigo- Así como la cultura excesiva hace olvidar a muchas personas sus nobles sentimientos humanos, la civilización altera las leyes biológicas de los pobres perritos. Recuerde usted lo sucedido al hijo de nuestro caballeresco doctor Carlos Delcasse. Compró un perro fino, feroz, horrible, diabólico. Era un "bull dog" tremendo, furibundo, de belfo compadrón, insolente que a cada instante, mostraba los dientes, decidido a tragarse por día dos o tres niños crudos. Su dueño lo paseaba en la Rambla con cadena, para evitar una catástrofe. El perro cinchaba con una fuerza hercúlea. Nunca ladraba, lo que era una excelente garantía de su ferocidad, puesto que según el aforismo de nuestros abuelos "perro que ladra, no...."
_ Este perro -pensaba la gente- debe ser una fiera.
En efecto. Era una fiera,sí. Cierta noche se oyó en el fondo de la casa ruido de ladrones. Mientras los niños daban alaridos de espanto, el perro feroz escondióse debajo de una cama, mostrando los colmillos y llorando con pequeños ladridos tan armoniosos que parecían gorjeos. Aquel perro había sido comprado en una pajarería del Mercado del Plata. Nacido y criado dentro de un jaulón, entre canarios y zorzales, la educación del ambiente le hizo olvidar, sin duda, que era perro...
Yo me imagino oír al furioso "bull dog" ladrando a los ladrones:
_ ¡Pi, pi! ¡Pi, pi!




El desnudo artístico

Algunas personas bien intencionadas se quejan de lo que ellas llaman "el desnudo en las playas". Si se refieren a las playas de Mar del Plata, de Miramar, de Necochea, juro que se equivocan. No he visto a través de mis paseos por estas tres playas nada que la moral más rígida pudiera considerar innoble, vale decir, impuro. Naturalmente que las mujeres no se bañan vestidas, pero con frecuencia, sus trajes de baño suelen ser más austeros y más encubridores que los blancos vestiditos de tela de cebolla, cortos y sutiles, con que van a las fiestas. Esos trajes de baño son menos desnudadores, ciertamente, que los trajes de noche -moda yanqui- cuyas faldas de picos largos casi rozan el suelo y cuyos escotes de triángulo isósceles llegan, en la espalda, a tocar la cintura.
Hace años, el presbítero doctor Franceschi fue solicitado por algunas señoritas marplatenses para dar una conferencia sobre "El traje moderno de las mujeres elegantes". El ilustrado sacerdote comenzó su disertación diciendo:
_ No espereis, señoras, que hable mal de los trajes modernos. No me gusta hablar mal de los ausentes...
En realidad, el desnudo se advierte más en las fiestas, en los salones, que en las playas balnearias.
Una señora argentina interrogó cierta vez al poeta Trilussa, al día siguiente de un banquete exquisito:
_ ¿Cómo estaba vestida la señora de Equis?
_ No sé -contestó el fabulista- Para verle el vestido hubiera tenido que meterme debajo de la mesa.
Hablando de estas cosas con Rodolfo Wacha, el famoso pintor austríaco de mujeres que está en Mar del Plata, me confiesa:
_ En el baño, el desnudo me resulta inocente. Y cuando el desnudo es inocente, suele ser más moral que el vestido.
Y me muestra a la orilla del mar muchas mujeres jóvenes, magníficas, mitológicas, soberbias, que sin picardía y sin rubor, echadas en la arena o paseando por ella, ostentan bajo las mallas su hermosura de estatuas. No me llaman la atención. Son inocentes...
_ ¿Quiere usted ver -me interroga Wacha- la "Gruta de las Sirenas" Venga usted conmigo...



La "Gruta de las Sirenas"

La "Gruta de las Sirenas" está ubicada cerca de la Playa de los Ingleses. Las toscas negras forman allí escalones o cantiles, donde a menudo, el mar levanta olas enormes. Cuando el mar está bajo, suelen acudir bañistas soñadoras o atléticas que, escondidas, lejos de las miradas de los hombres, toman el sol, sueñan, bailan, dan vueltas carnero, hacen gimnasia sueca, cantan...
_ Ahí tiene usted la "Gruta de las Sirenas".
Veo una hermosa muchacha que luciendo un piyama de moda mira desde la piedra donde está sentada el vaivén de las olas. Impasible, sonríe al océano. Hasta se diría que conversa con él. Se quita el piyama y aparece vestida con un fantástico, loco, pintoresco trajecito de baño. No se preocupa de que nuestros ojos la miren y la admiren. Sabe que es hermosa. En su actitud noble y griega sólo pone belleza. No cabe, pues, en quien la observa ni siquiera una adarme de segunda intención.
_ ¡Una estatua viviente!
Esta niña, que en Buenos Aires se pondría roja de verguenza al levantar mucho las piernas para subir a un ómnibus, aquí a la orilla de mar, salta, brinca, hace pruebas para adelgazar con una inocencia que la dignifica. El mar, quizás por el contacto que tiene con los niños y por su continuo roce con el cielo, transmite a las almas una gracia purificadora que aleja todo mal pensamiento. No me extraña que Ulises, insensible a la belleza de las sirenas de Caprea, las haya mirado con la indiferencia pasional que las indujo a suicidarse.
_ Puedo asegurarle a usted -me afirma Wacha- que esta misma chiquilla que en traje de baño produce sensaciones puramente estéticas, en traje de paseo nos causaría la impresión inquietante y pecaminosa que la Reina de Saba, vestida de joyas hasta las narices, dejó en Jerusalén.
Así es. El espectáculo artístico que ofrece a los curiosos la "Gruta de las Sirenas" -especie de gimnasio al aire libre- nos retrotrae a los hermosos tiempos primitivos en que la imaginación no había inventado nada más que lo bueno. Tiempos dulces e ingenuos de San Juan Bautista, recién salidos de la mano de Dios...
A pesar de que las sirenas de la maravillosa gruta marplatense lucen trajes de baño muy correctos y no obstante el fin noblemente gimnástico de sus ejercicios, no faltan las personas que protestan. Una señora muy gorda, sin elegancia física, decía con razón:
_ ¡Qué escándalo! Yo tendría verguenza de exhibirme así.
Mirando a la graciosa señora, yo recuerdo a Bartrina, el irónico y triste poeta catalán:
¿Qué delito ha precedido
a la invención del vestido?




Perón, Tita, Mirtha y las estrellas internacionales en Mar del Plata

Un excelente artículo fue publicado en el número 379 (febrero de 1999) de la revista "Todo es Historia", sobre Perón y el Festival de Cine de Mar del Plata.
















En el artículo, escrito por Marcela López, se consignaba que en marzo de 1954 la nueva Argentina peronista elegía un modo sofisticado de mostrarse al mundo. Al estilo de las potencias culturales exhibía en una vidriera la producción cinematográfica local y la abría a importantes estrenos del exterior, todo esto acompañado por el frívolo rumor de las grandes estrellas. El Festival Internacional de Cine estaba en marcha y la campaña política del justicialismo por los comicios nacionales también. Un curioso detalle vinculaba estos dos acontecimiento: el escenario de lanzamiento para ambos era la misma ciudad, Mar del Plata, bajo los últimos soles de aquel verano.
La fotografía recorrió las agencias noticiosas de todo el mundo: el hombre de blanco, apuesto y deportivo, caminando junto al mar rodeado por una multitud de bellísimas mujeres. La sonrisa del caballero -irradiada a cuanto curioso se acercara- no dejaba lugar a dudas: Juan Domingo Perón sería la figura más requerida del Festival de Cine, compitiendo y superando en popularidad a los grandes astros que visitaban el país por aquellas jornadas.
El 6 de marzo de 1954, dos días antes de la fiesta inaugural, se dieron a publicidad los integrantes de la delegación argentina que concurriría al festival y que además, sería anfitriona de los famosos que estaban a punto de arribar a la argentina. Tita Merello presidía este grupo de importantes figuras, ellas tuvieron el privilegio de estrenar una modalidad inédita en el país de estimular la alicaída industria cinematográfica local y de paso, mostrar la "revolución" que el justicialismo había operado. La delegación local se completaba con Olga Zubarry, Zully Moreno, Mirtha Legrand, Laura Hidalgo, Fanny Navarro, Amelia Bence, Mecha Ortiz, Analía Gadé, Christian Galvé, Ana María Lynch, Malvina Pastorino, Iris Marga, Nelly Panizza, Enrique Muiño, Luis Sandrini, Narciso Ibañez Menta, Santiago Gómez Cou, Juan José Miguez, Angel Magaña, Juan Carlos Torry, Pedro Maratea, Eduardo Cuitiño y Carlos Cores; los directores Luis C.Amadori, Hugo del Carril y Daniel Tinayre, por los productores estuvo Atilio Mentasti, Horacio Cantaluppi por el Sindicato de la Industria Cinematográfica y Antonio Merayo en representación de los técnicos.
Este festival, idea del incansable subsecretario de Informaciones y Prensa Raúl Alejandro Apold, motor de la propaganda del justicialismo, se desarrolló entre el 8 y el 14 de marzo de 1954 en Mar del Plata. Todo un acontecimiento para la ciudad balnearia, cuyos habitantes seguían atentos los preparativos y aguardaban con ansiedad el arribo de los famosos. Para el público, estrecharle la mano a Sandrini, ver de cerca el vestido de Zully Moreno o arrancarle un autógrafo a Walter Pidgeon, formó parte del espectáculo cuya realización costó alrededor de cuatro millones de pesos.
En las fotos, Perón le da la bienvenida a Tita Merello en el Hotel Provincial de Mar del Plata, Mirtha Legrand aparece flanqueada por las actrices japonesa Fabuki Ko Shiji y Michiyo Aratawa; la diva italiana Lyla Rocco le firma un autógrafo a una admiradora en Chapadmalal mientras Errol Flynn y Patricia Weymore, una de las parejas más reclamadas durante el festival, en el haras de una estancia en Chapadmalal.

Aquellos viejos hoteles de Mar del Plata



El libro se llama "Arquitecturas ausentes", obras notables demolidas en la ciudad, y apunta a crear conciencia sobre los valores de un patrimonio irremediablemente perdido. Sus autores son Ramón Gutiérrez, Patricia Méndez y Felicidad Paris Benito, y en la presentación se con signa que a diferencia de lo sucedido en otras partes del planeta, las pérdidas de Buenos Aires y de Mar del Plata "no son fruto de grandes catástrofes naturales, ni de dramáticas consecuencias bélicas son simplemente, como diría Gaya Nuño, "la destrucción pacífica del patrimonio", donde el motor causal fue la ambición de la alta rentabilidad y la ausencia de otros valores culturales y sociales el medio propicio.
Uno de los capìtulos del libro aborda la historia de algunos hoteles de Mar del Plata.



Hotel Bristol

En la esquina de la calle principal San Martín y el Paseo General Paz, se levantó el hotel más importante de la época: el hotel Bristol, fudnado en 1888. Los arquitectos Roberto J. Harrison Lomax y Guillermo Harper en 1909, se hicieron cargo del diseño del edificio de los comedores. El gran Bristol contaba con varios edificios en torno a la plaza Mezquita y frente a la rambla francesa, comedores, dormitorios, residencias de alquiler, salones que asumían gran parte de la vida social del pueblo. Llegó a ocupar dos manzanas y media, con túneles subterráneos que los comunicaban.



Hotel Torreón

Se hallaba en el extremo sur de la bahía playa de Pescadores. Debe su nombre a la existencia de una torre cercana de agua. Su propietario Juan Brunellieri, promocionaba sus terrazas y comedoresm además de piletas frente al mar.



Hotel Playa Chica

Estuvo ubicado sobre la explanada de la actual playa Varese desde la primer década del siglo XX. Sus propietarios fueron Beltranne y Franciolini. Todos estos hoteles, considerados de menor jerarquía, resultaban interesantes por sus terrazas y balcones hacia las playas. Fue demolido en forma conjunta con el paseo Galíndez en la década de 1970.




Hotel Bella Vista

Se hallaba en el Paseo Jesús de Galíndez, en plaza Varese. Fue construido por Bautista Fernández Robla en 1922. Ofrecía terrazas y galerías frente al mar y su diseño como puente sobre la avendia inferior. Fue durante muchos años motivo de disfrute. Fue demolido junto con todo el paseo Jesús de Galíndez en la década de 1970.



Hotel Ameztoy

Situado en la explanada y calle Almirante Brown, era propiedad de Manuel Ameztoy, y su diseño, mucho más limpio y sin decoración que el resto de los ejemplos.






Hotel Centenario

El Hotel Centenario, de Luis Varese, se encontraba ubicado en "el lugar más pintoresco de Mar del Plata". Construido a principios de la década de 1930, parece encabezar aquí todo el desarrollo del Paseo Jesús de Galíndez. Estaba ubicado sobre Punta Piedras y el Cabo Corrientes. Culminó en sus funciones en la década de 1970, cuando era sede de actividades de la universidad local.