En enero de 1928, la revista "El hogar" marcaba las tendencias de la época. Causaba furor la sombrilla japonesa. "Las porteñas -señalaba el artìculo- adaptan la sombrilla japonesa para la playa o para pasear por la rambla". Ellas lucían bien tapadas del cuello a la rodilla. Estaba prohibido mostrar los muslos. Ni los hombres podían hacer topless. Recién en los años 20 las mallas comenzaron a aligerarse un tanto. Los bañadores eran de algodón grueso.
En la década del 30, el historiador Félix Luna andaba en bicicleta por la costa marplatense. En un reportaje publicado por la revista "Gente" recordaba que las familias "ibamos a la playa por la mañana, hasta la una. Por la tarde, las playas eran para el servicio doméstico. División táctica, podría decirse".
-Otra Mar del Plata, otros tiempos...
-Por supuesto, una Mar del Plata para una elite. Venir a Mar del Plata era un símbolo de status. Todavía no había llegado el turismo masivo.
-Todavía.¿Cuándo comienza entonces?
- ¿Cuándo se descubre Mar del Plata como centro turístico?
- Cuando tomar baños de mar era sólo para exóticos. ¡Si nadie sabía nadar! Y mucho menos los marineros. Si un marinero se caía al agua, se ahogaba: ésas eran las reglas del juego.
Desde Playa Bristol, bajo el toldo que su familia alquilaba por toda la temporada, Félix Luna observaba las sogas que entraban al ras del agua, de donde se agarraban las señoras mayores y los más chicos para enfrentar las embestidas del mar. Los bikinis ni siquiera existían en las fantasías de los más liberales. "Las mallas se fueron reduciendo con el tiempo. Yo he visto mallas enterizas de unos géneros horribles y pesados, que cuando se llenaban de agua eran un espanto. Negras, casi todas. Y en cuanto a los varones, sólo a los más chicos se les permitía pantalón de baño y pechera. ¡Nada de andar con el torso al aire...!