A quienes les gustan los libros viejos, las revistas de antaño, herramientas, radios, tocadiscos, frascos o ropa vintage, tienen su espacio los fines de semana en la plaza Rocha de Mar del Plata donde se levanta una feria que ya constituye un espectáculo para todos los gustos.
La Plaza Rocha se convierte en una especie de gran anticuario al aire libre, dónde se pueden conseguir desde discos de vinilo hasta juegos de copas de cristal con todas las piezas, pasando por herramientas de todo tipo y merchandising de gaseosas de décadas pasadas. Los precios son tan variados como los productos mismos, partiendo desde los $5 hasta alcanzar un techo de $300, siempre teniendo en cuenta que se puede apelar al regateo.
Como bien se reflejaba en una nota publicada por LA CAPITAL días atrás, la manzana comprendida por las calles XX de Septiembre, San Martín, 14 de Julio y la avenida Luro se convierte -de viernes a domingo, desde las 10- en una gran feria anticuario con múltiples posibilidades a la hora de comprar recuerdos, adornos o artículos usables en la vida cotidiana.
Así como sucede en San Telmo, o en los Mercados de Pulgas de las grandes capitales mundiales como Madrid o Londres, Mar del Plata también ofrece la posibilidad de adquirir artículos usados de distinta índole a precios accesibles.
En alguno de los más de 40 stands instalados allí, se pueden conseguir libros de todas las variantes y con una diversidad de autores digno de cualquier librería. Los precios parten desde los $10, dependiendo del tema y autor, ya que todos se caracterizan por su buen estado. Incluso, en materia de encuadernaciones, es posible conseguir la guía telefónica de "la Feliz" de 1973, cuando todavía las telecomunicaciones eran públicas y estaban a cargo de Entel.
Los juegos de cubiertos, de acuerdo a la cantidad de piezas que conlleven, cotizan desde los $20, mientras que se pueden encontrar joyas de cristal a precios escasos, como la oferta de un juego completo de copas de 26 unidas a $40. "Lo remato", describió Luisa, encargada del stand que lo ofrece, ubicado por San Martín.
Las porcelanas también están en distintas formas, ya sean adornos, platos y tazas, los cuales se venden de manera individual o en los juegos completos. También hay juegos de té en miniatura, cuya cada pieza cuesta entre $15 y $20.
Los artículos de bronce se pueden encontrar en distintos stands, ya sean en forma de llamadores, llaveros, ceniceros y hasta algún picaporte trabajado que denota su antigüedad. Los mismos tienen un piso presupuestario de $23, aunque quienes los comercializan escuchan propuestas y ofertan en caso de llevar varios elementos.
Como no podía ser de otra manera en una ciudad con el litoral marítimo como Mar del Plata, las reminicencias marineras se presentan en distintas formas de ornamentaciones para la decoración del hogar, con la posibilidad de encontrar hasta un salvavidas de mediados del siglo pasado.
Variedad
Pero sin dudas, los juguetes y miniaturas son los más destacados a lo largo de todo el paseo. Así, se pueden encontrar puestos específicos de muñecos, especialmente de pequeñas dimensiones, ya sean colecciones de los dibujos animados Simpsons o de figuras de Disney de la década del `70. También se pueden encontrar las figuritas de los chocolatines Jack y hasta los más modernos de los huevos Kinder.
Las antiguas muñecas de porcelana también suelen aparecer, aunque están dispuestas un tanto alejadas de los paseantes y son tratadas con sumo cuidado ante el inmimente peligro de rotura.
Asimismo, en materia de merchandising a la venta gana la competencia la gaseosa Coca-Cola, entre los que se pueden encontrar desde botellas en miniatura de colecciones que datan de la década del ´80, hasta las "lancheras" de los pasados `90.
Los discos de vinilo también tienen su espacio, dispuestos en distintas cajas en varios de los stands, con título nacionales e importados, teniendo un piso de $15.
Así como hay botellas, también se pueden encontrar sifones, ya sean de adorno -los cuales datan de más de 40 años- o los tradicionales plateados de marca Drago, los cuales pueden ser utilizables al día de hoy.
Otras de las reliquias están personificadas en las cámaras de fotos, muchas de ellas automáticas Polaroid, y hasta alguna Leika de más de medio siglo de antigüedad, que se pueden llevar desembolsando $40.
Las lámparas y veladores también constituyen una interesante oferta, con todos los tamaños, formas y diseños, cuyos precios pueden ascender hasta los $290.
Las herramientas también cuentan con su espacio, ya sean de adorno o para realizar distintas actividades, entre las que se pueden encontrar llaves francesas de grandes dimensiones hasta el conjunto de llaves tubo a razón de $50 la caja.
La feria constituye un paseo ideal para un día con clima primaveral, ya sea por necesidad de comprar algo o por el simple hecho de caminar y observar piezas de antaño al alcance de la mano.
El primer pedido de instalación del Mercado de Pulgas se realizó en octubre de l993, fue denegado, y en la segunda oportunidad (diciembre del mismo año) se aprobó el proyecto en el Concejo Deliberante local. La ordenanza logró aprobarse en diciembre del año siguiente.
Pero recién en febrero de 1996 se inauguró la feria, con sólo 13 puestos, luego fueron 15 y hacia fin de mes se completaron los 30 previstos en la primitiva ordenanza.
En los comienzos se trabajaba de noche, pero sin luz, por lo que los permisionarios debían proveer su propia iluminación en base a velas, o elementos de gas, kerosene o pilas.
Cuando lograron cambiar el horario, de 11 a 18, lograron mayor convocatoria. La mercadería que se ofrece, de acuerdo al reglamento, debe ser usada y tener por lo menos 30 años de antigüedad, aunque esto es muy relativo y no se incluyen ropa ni productos alimenticios.
Vale la pena recorrerla. Siempre se encontrará algo como para llevar a casa