Un ejemplar de "Caras y Caretas" para despertar mil sensaciones...

Hacía tiempo que no me emocionaba tanto ante una revista. Esta mañana la hojeaba, la tocaba, la acariciaba, sonriendo, imaginando y transportándome en el tiempo. Vaya una vez más el agradecimiento a mi amigo Eduardo por este hermoso regalo: un número de "Caras y Caretas" del 30 de diciembre de 1899. Un ejemplar de 110 años, que vive y palpita desde los apagados colores de su tapa.

Tras la primera e imperiosa necesidad de recorrer cada una de sus páginas, llega la segunda lectura, más analítica, sin dejar de lado los avisos comerciales, ya de por si increíbles. Y al margen del contenido específico de esa "Caras y Caretas" aparecen las preguntas, que se arremolinan cuando acabo de cerrar el ejemplar.

¿Quién la compró? ¿Quién la guardó? ¿A qué se dedicaba aquel hombre que la adquirió en aquellos días posteriores a la Navidad de 1899? ¿Se hablaría del 1900, se temería o se referirían al fin del mundo, como hace algunos años nosotros lo hicimos con la llegada del 2000?.

Preguntas hasta infantiles van y vienen en torno a esa revista de 110 años, seis más que los que acaba de cumplir este diario.

Esa revista se editó y se leyó cuando no existían ni Boca ni River en la Argentina, el mundo no había sacudido por sus dos guerras mundiales, y cuando nadie imaginaba que alguna vez existiría un aparato llamado televisor. No había nacido mi abuela, Perón tenía 5 años, Yrigoyen 7 y Gardel 10. No habían nacido Evita, ni Fangio, ni Maradona, ni Pelé en Brasil.

¿Qué comería aquel hombre que compró esta Caras y Caretas?. ¿Cómo se conformaba su familia? ¿Con qué soñaba, que añoraba, que lo entristecía?. Gateaban aquellos días de diciembre de 1899, bebes que luego serían célebres personajes, como Jorge Luis Borges, Humphrey Bogart, Ernest Hemingway y Alfred Hitchcock, todos nacidos en 1899, mientras España renunciaba a sus derechos sobre Cuba.

En Buenos Aires vivían 800.000 personas, el tango no había llegado al centro, y se bailaba la polca militar.

¿Bailaba el comprador de esta revista el vals "Danubio Azul"? ¿En aquella fiesta de fin de año brindaba con champagne "Delbeck", con oporto "Braganza", con cognac "Valdespino" o con la ginebra de moda: "Néctar"?

Hojeo la revista una vez más. Hay en la página 2 un aviso de página entera, promocionando la compra de velocípedos a $7.50 m/n. Se venden en Florida esquina Cangallo. También se habla del "compuesto de apio de Paine", que según la estrella de entonces, Emma Calvé, cantante de fama mundial, "es el más grande fortalecedor para los nervios que pueda encontrarse. Puedo certificar que su poder para dar buena salud es asombroso", añade.

En calle Bolívar 375 (a tres cuadras de Plaza de Mayo) se venden los "nuevos fonógrafos y grafófonos" que cantan y hablan "tan alto como la voz humana". "Estos aparatos -se indica en el aviso-pueden también reproducir cualquier discurso, conversación, canto,. música,etc".
Las notas sorprendentes se multiplican en cada página hasta que en una de las últimas de la revista, aparece un aviso que tiene que ver con Mar del Plata. Se trata del Confortable Hotel, a tres cuadras de la playa del Bristol. Se indica que posee "cocina de primer orden, comidas especiales para familias, luz eléctrica en todas las habitaciones y selecta orquesta durante las comidas y por la noche en el gran salón de baile". ¿Los precios?. En diciembre, marzo y abril, una "pieza con dos camas y pensión para dos, 12 pesos diarios, que llega a 14 pesos si la estadía es en enero febrero". Ya en la retiración de la contratapa se promocionan "Santarelli y Lobato, fábrica de coronas fúnebres" y la "señorita Fanny Blitz, primera dentista recibida en la facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires" anuncia que "ha abierto su consultorio odontológico para señoras y niños". Para cerrar, en la contratapa, a todo color, van los avisos de "Calvet y Co, agente del champagne", Fósforos Victoria y Real Hollands, la reina de las ginebras y galletitas Lola, de Bagley.

En tiempos de pantallas y computadoras que caben en la palma de una mano, cuando se habla de los "libros electrónicos" la muerte de los diarios, la desaparición de los libros, este ejemplar de "Caras y Caretas" se pasea impetuoso entre las manos de los periodistas de la redacción que tan sólo gozan acariciándolo...

4 comentarios:

María del Carmen dijo...

Igual sensación causa en mí, un ejemplar que poseo, no sé porqué vaivenes de la vida, es del 22 de agosto de 1914, cuando ya había comenzado la primera guerra mundial. No sólo por las fotos de aquellas épocas, hay algunas que hasta se parecen a las, no de hace mucho, cuando el cierre de los bancos, del 2001. (la gente en las puertas de los bancos) sólo diferenciables por su ropa y sombreros, de los caballeros, claro por esos entonces, las mujeres no concurríamos a la "City". Y también de lo que costaban los coches... en fin, es bueno ver las diferencias y coincidencias, al cabo de casi cien años. María del Carmen.

Anónimo dijo...

me encantó la nota. es increible. voy a buscar y si encuentro revistas viejas de principios de los 20 se los haré llegar. felicitaciones

Martín G. Spataro dijo...

La descripción del sentimiento es muy lograda. ¡Si me lo habré preguntado ante un "Julieta y Romeo" de Villalpando de 1868 que conservo en mi biblioteca!¡O los Montaner y Simón de 1890, o un querido ejemplar de W. Scott de 1888! La pregunta es inevitable, y a la vez un juego que nos permitimos, acaso impulsados por la fantasía de un dios que toca con sus dedos contingentes toda la historia que unas simples páginas pueden haber presenciado. Pero las cosas son mudas, y en eso radica el secreto. En 2004, inspirado acaso por esta misma intuición, pude publicar mi humilde novelita "Hércules", con mis escasos recursos y en medio de una sociedad no demasiado interesada en estos temas. Jugué entonces a imaginar el esquema total (pero a la vez incompleto) del tiempo y las cosas que nos sobreviven. Hay algo de destino en todo eso, sin duda, y los griegos ya lo pensaron antes. Pero la curiosidad siempre vence...
Gracias por la nota, y me agradaría contactarlos.

Anónimo dijo...

La verdad me parece que lo importante, que es el analisis del periodismo escrito de 1899 y la vigencia que tuvo esa publicacion en la vida de los argentinos no esta reflejada en esta nota.
Muy por el contrario esta llena d epreguntas retoricas, de esas que no se pueden responder mas que con una adivinanza como por ejemplo: "Que comia el dueño de esta revista alli por 1899"? la verdad le falta substancia, hubiera esperado otra cosa.

Saludos.